Ayer por primera vez en mucho tiempo conseguí por fin ir a dar una vuelta al monte. Típica excusa, la de "no tengo tiempo"... Uno de los de italiano dice que no es que no tengamos tiempo, sino que lo utilizamos en lo que no debemos. Puede ser. El caso es que, bien porque no tengo tiempo, bien porque lo empleo en lo que no debo, no iba al monte desde hace mucho... Quitando lo del Midi, claro. Pero eso no cuenta.
Me refiero al monte de andar por casa, al de ir a pasar la tarde, al de los espacios conocidos, al monte al que puedes tutear. Al sitio donde cargas las pilas, el sitio en el que los problemas no se solucionan, pero desaparecen durante tres o cuatro horas como por arte de magia.
Este miércoles, además, ha habido sorpresa. Hacía 8 años que no subía por aquí, y me he encontrado con una grata sorpresa: están haciendo excavaciones en el castillo de Irulegi. Este castillo era uno de los que rodeaban Pamplona en la Edad Media par su defensa. Parece ser que ya había un castro vascón cuando aún no existían los ordenadores (por esa época más o menos...) Lo que está claro es que ya está documentada su existencia en el siglo X (casi nada...), aunque su primer alcaide conocido se cita en el siglo XIII. Se derruyó en el siglo XV, hacia 1480 y tantos (lo leí, pero se me ha olvidado...) durante la guerra civil de Navarra, también llamada guerra de los bandos.
Lo que más me ha llamado la atención es que yo no recordaba lo que vi ni de casualidad. He aquí la foto de 2005, donde sólo se ve el mojón de la Diputación encima de un montón de piedras (lo que era la torre del homenaje):
y esta la foto tomada ayer
Doy fe de que es el mismo sitio...
El caso es que pasé una tarde fantástica y disfruté mucho del campo. También conocí a Jose Luis, un jubilado que andaba solo, como yo, y que me contó un montón de cosas sobre la zona de Idoate, sus caminos, y los bosques y robles milenarios de la zona.
Y la primavera ha venido, y no te preguntes cómo ha sido, sólo disfruta del momento...
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